
El 8 de marzo no es una fecha de celebración vacía ni un simple recordatorio. Es el eco de 129 voces que, hace más de un siglo, se alzaron con determinación y valentía en defensa de sus derechos. Somos nosotras, las trabajadoras de una fábrica textil en Nueva York en 1908, quienes decidimos hacer historia.
Nuestra jornada laboral era interminable, nuestros salarios miserables y las condiciones en las que laborábamos, inhumanas. Mientras la riqueza se acumulaba para unos pocos, nosotras dábamos nuestra vida entre telas, polvo y explotación. Pero el miedo no nos detuvo. Unimos nuestras fuerzas, levantamos nuestras voces y, con una huelga, exigimos justicia, equidad y respeto.
Ese día, nos encerraron dentro de la fábrica y prendieron fuego. El humo nos ahogó, nuestras manos intentaron abrir puertas selladas, nuestros cuerpos quedaron atrapados en el infierno de la injusticia. 129 de nosotras no salimos con vida, pero nuestras ideas no murieron.
Hoy, cada 8 de marzo, nuestro grito sigue resonando en la voz de cada mujer que lucha por su derecho a un trabajo digno, por condiciones laborales justas, por el respeto y la equidad en el mundo del trabajo. Desde Sintrapulcar, honramos su legado y reafirmamos nuestro compromiso con las mujeres trabajadoras, porque la lucha no ha terminado. La brecha salarial, la precarización laboral y la discriminación siguen presentes. Pero si algo aprendimos de esas 129 valientes es que la unidad y la resistencia pueden transformar el mundo.
Hoy y siempre, seguimos luchando. Porque la historia no se repite, la historia se construye.
¡Llamado a la acción!
A todas las mujeres sindicalistas: su voz es su mayor herramienta de cambio. Sigamos organizándonos, exigiendo nuestros derechos y apoyándonos mutuamente en la lucha por la equidad laboral. Participemos activamente en nuestros sindicatos, impulsemos políticas de género y no dejemos que el sacrificio de quienes nos precedieron sea en vano.
Desde Sintrapulcar, hacemos un llamado a todas las trabajadoras a fortalecer la sororidad sindical, denunciar injusticias y exigir espacios dignos en cada ámbito laboral. Juntas, somos imparables.